Teatro Nacional de Panamá

Desde su inauguración, en 1908 hasta el presente y tras un largo historial de contrastes en donde alternaron por igual, esplendor y decadencia, el Teatro Nacional ha logrado, no obstante, subsistir y consolidar su prestigio como el mas digno escenario del acontecer artístico y cultural de Panama

Surgido al impulso de los ideales de mejoramiento espiritual que inspiraron a los fundadores de la Republica para llevarlo a la realidad, pudo cumplir dignamente su cometido inicial de crear los fundamentos de una tradición cultural y transformarse, con el correr del tiempo, en símbolo permanente de la tradición.

El Teatro Nacional, ubicado en el corazón del Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, es una de las obras arquitectónicas más representativas del país. Fue erigido donde anteriormente se encontraba el antiguo convento de las Monjas de la Concepción, edificado en 1673 y convertido, posteriormente a la salida de la congregación, en cuartel militar en 1862. La estructura fue demolida a inicios del siglo 20 y dicho espacio fue utilizado para la construcción del Palacio de Gobierno y el Teatro Nacional. El Teatro ocupa lo que antes era el gran patio interior y huerta que abarcaba la parte norte del terreno.

Los fondos necesarios para la construcción del Teatro y del Palacio fueron otorgados a través de la Ley 52 de mayo de 1904 sobre “Mejoras Materiales”. La elaboración de los planos fue encargada al arquitecto italiano Gennaro M. Ruggieri, quien trabajó en colaboración con el consorcio de Ramón Arias F. y José Gabriel Duque, quienes actuaron como contratistas y Florencio Harmodio Arosemena como el ingeniero a cargo de la obra.

El artista plástico panameño Roberto Lewis es contratado para realizar los lienzos que decoran el Teatro Nacional. Creando piezas para la bóveda de la sala de espectáculos, el cielo raso y paredes del Foyer y piezas para el escenario. Los trabajos de construcción iniciaron en febrero de 1905 y concluyeron en marzo de 1908. La inauguración oficial del Teatro Nacional fue el 1 de octubre de 1908, con la toma de posesión de José Domingo de Obaldía como segundo Presidente de la Republica. Teniendo un par de semanas más tarde su apertura artística con la ópera Aida.

 A partir de la década de los años 20 el Teatro denotaba ya huellas de deterioro debido al poco cuido y mantenimiento. En 1940 se ordenaron mejoras materiales en el Teatro, en lo que sería el primer intento de restauración del edificio, estando estas a cargo de la firma Arango y Lyons, S.A. Entre los partícipes de esta primera restauración se hallaba el mismo Roberto Lewis, quien restauró y retocó su obra.

No obstante, a inicios de la década de los sesenta el Teatro presentaba nuevamente signos de decadencia, como sus butacas desvencijadas, camerinos en ruinas y carencia de depósitos de utilería. Adicionalmente el calor interno ahuyentaba a un público cada vez más habituado al aire acondicionado.

En 1970 comenzaron las labores del segundo proyecto de restauración, caracterizándose por asemejarse más a una remodelación por lo amplio de la intervención. Su fecha de reapertura fue el 15 de agosto de 1974, conmemorando el aniversario de la fundación de la ciudad, con la presentación de Dame Margot Fonteyn e Ivan Nagi.

 El 6 de junio de 2001 se desprendió uno de los quince segmentos de ‘El Nacimiento de la República’, pieza maestra de Lewis que decora la bóveda sobre el auditorio.  La pieza fue recuperada a través de un plan de emergencia dirigido por el restaurador estadounidense Anton Rajer. En esta restauración se restituyeron los colores originales al Teatro y se añadieron más de 50 mil hojas de oro italiano como elemento decorativo; también se eliminó la alfombra de la platea y en los palcos se dejó solamente el piso de madera reinaugurando el 12 de agosto de 2004.

Sin embargo, en junio de 2015 fue cerrado nuevamente por deficiencias estructurales y permaneció vacante hasta que, el 28 de junio de 2017, se da la orden de proceder para lo que sería el proyecto de restauración más grande y ambicioso al que habría sido sometido el edificio hasta la fecha: el nuevo Proyecto de Restauración y Rehabilitación Integral del Teatro Nacional.

La restauración pictórica y de los elementos decorativos del Teatro estuvo a cargo, en esta ocasión, de la restauradora Ángela Camargo quien recibió la orden de proceder el 5 de julio de 2017 y trabajó diariamente por dos años consecutivos con un equipo de profesionales nacionales e internacionales. Mientras que la rehabilitación arquitectónica y el reforzamiento estructural estuvo a cargo de la empresa APROCOSA

Este proyecto de restauración contempló tres aspectos importantes en su ejecución, preocupándose por aprender de la historia (pasado) del edificio para utilizarla como referencia en la planeación a futuro, equipar al edificio con los mejores avances en tecnología escénica disponibles pero siempre respetando la naturaleza patrimonial del edificio (presente) y la creación de un Patronato que garantizar la ejecución continua de un plan de mantenimiento y conservación permanente de este bien patrimonial en los años venideros (futuro).

El Teatro reabrió sus puertas nuevamente el 1 de octubre de 2019, exactamente 111 años después de su inauguración original.