Mediante Ley Nº 41 de 2018 se creó el Festival de la Pollera Congo, Máscaras y Bailes de Diablos (y crea su patronato), nuevo nombre que unió dos festivales que datan de 1999 y que se organizaban de forma alterna: el Festival de Congos y Diablos y el Festival de la Pollera Congo. Estos festivales nacieron de la preocupación de un grupo de portobeleños que no querían perder sus costumbres, tradiciones y valores étnicos. Se organizaron y conformaron la agrupación Realce Histórico de Portobelo, y unidos a la Fundación Portobelo iniciaron este proyecto con el principal objetivo de mantener, divulgar y preservar el patrimonio cultural de los congos de Portobelo y de toda la provincia de Colón.
El festival alcanza su punto máximo de expresión en un gran espectáculo que se realiza en la plaza central del pueblo, donde se instala una tarima y se realizan las representaciones del juego congo y el tan gustado juego de diablos. En dicho espectáculo se realizan en tarima bailes congos acompañados del canto y la música del tambor, mientras que en el espacio central se realizan las presentaciones de diferentes agrupaciones de diablos congos como atractivo mayor, con sus trajes y enormes y creativas máscaras que son de gran impacto para el público asistente. Los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía autóctona muy rica en sabor, variedad y color.
En el festival han participado agrupaciones congos y asociaciones de diablos de la provincia de Colón, con sus grupos de músicos, cantalantes y diablos procedentes de Palenque, José del Mar, Portobelo, Colón centro, entre otros, y en los últimos años, se han presentado agrupaciones de la provincia de Bocas del Toro.
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Fomenta la convivencia entre los diferentes grupos de congos y diablos invitados a participar y le da un realce histórico al propio pueblo con la afluencia de público tanto nacional como extranjero. Dentro de los atractivos, los visitantes aprecian las presentaciones artísticas de las agrupaciones de congos y diablos, del escenario de presentaciones del festival y de la parte monumental histórica; disfrutan de hacer fotografías, así como de la gastronomía. Para los comerciantes lugareños representa una entrada económica de importancia.