Las danzas emberá

Las danzas tradicionales de los emberá y de los wounaan se practican desde tiempos ancestrales, y entre los emberá dobidá, que es la mayoría en Panamá, la ejecutan las mujeres, aunque en algunos casos los varones las acompañan con instrumentos musicales de percusión y de viento en el baile del chimbombó. Las pequeñas poblaciones de los emberá eyábida practican danzas con hombres y mujeres. 

Las danzas se ejecutan en distintas ocasiones y en distintos ámbitos: para acompañar los rituales de sanación de enfermos en la celebración de la chicha cantada la ejecutaban cinco jovencitas de muy corta edad. Era como lo requerían los espíritus guías. El emberá es muy espiritual y para iniciar las labores diarias las familias con hijas jóvenes le decían que debían hacer la danza para suplicar los beneficios de Ákore en todo lo que fueran a emprender. Hoy en día las ejecuciones de danzas, en grupos de 8 a12 mujeres, se ven en casi todos los ámbitos sociales, en celebraciones familiares y comunitarias de diversos tipos (inauguraciones de casas y bodas, entre otras), en los grandes congresos generales o en los regionales. 

Las mujeres emberá tienen varias formas de danzar de acuerdo con la escena que estén representando, la flor o el animal que estén imitando; así hacen las danzas de la tortuga, del colibrí, del cangrejo de mar y del mono araña, entre otras. Algunas de estas son ejecutadas mientras cantan, gritan o silban acompañando a la guía que toca un pequeño tambor. La pintura en jagua y la indumentaria son muy importantes para que la danza sea ejecutada con toda su gracia y como homenaje a la tradición. A la hora del chimbombó (especie de cumbia de cierre) los músicos ejecutan sus instrumentos y los hombres buscan parejas y comparten bailes, gritos y silbidos. 

Para los emberás, es una práctica de buenos anfitriones el ofrecer a las visitas música y danzas, que se llevan a cabo también en celebraciones de cosechas, bodas o rituales. En casi todas las comunidades hay personas que se dedican a enseñar a grupos de niñas desde muy pequeñas. Desde el turismo cultural, esta manifestación, junto a la gastronomía muestra las cualidades de las comunidades para recibir a visitantes y a la vez ofrecer recorridos en bote, creaciones artesanales, la experiencia de llevarse un diseño de pintura en jagua y paseos por las diversas áreas de las comunidades.